Tarea 12
Un muchacho de Creta había recibido el regalo de una cría de dragón, a la que cuidaba con mucho cariño. Su cabeza afilada estaba coronada por dos grandes puntiagudas orejas. Sus pequeños y saltones ojos se movian siempre con rapidez. Pero a pesar de su noble carácter, había momentos en los que no podía reprimir su naturaleza, por lo que a medida que iba creciendo los problemas aumentaban con él.Cuando la cría fue mayor, los habitantes de la ciudad obligaron al muchacho a que llevase al dragón al desierto.
-Ya no puede seguir conviviendo con nosotros.-acusó un vecino un tarde en la plaza .-Mira Juan debes comprender que tu dragón supone un peligro para nosotros.
-Sabes que nunca os haría daño.-dijo el muchacho.
-Sabemos que es una criatura noble, pero entiende que no es más que eso, un criatura. Y, hay veces que no puede remediar su naturaleza.-dijo otro vecino.
El hombre tenía razón el dragrón se comía los rebaños y además asustaba a los niños.
-Debe irse.-sentenciaron al fin.
-Pero, ¿cómo voy a llevarmelo? y, ¿ a dónde?.-preguntó Juan.
-Te lo llevarás al desierto, allí no hará daño a nadie. Esta noche, cuando llegues a casa le hablarás, le dirás que vais a hacer un viaje. Cuando esteis lo suficientemente lejos... le abandonarás.
El muchacho lo hizo así, llorando amargamente.Años más tarde, este joven, que ya era un hombre, regresando de cazar, fue atacado por unos ladrones y gritó pidiendo auxilio. El dragón, que estaba cerca, reconoció la voz de su protector y acudió en su socorro, librándolo del peligro. Y así le dio muestra de su gratitud.
Imágenes para pensar
Hace 10 años
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